Wednesday, June 30, 2010

El día del adiós.

Hola mis queridos lectores eliminados.

Si no escribí después del partido contra Argentina fue por varias razones: La cosa iba a estar sobreanalizada y sobreexplotada por todos los medios, aficionados y villamelones. Además, duele decirlo, no hay mucho que decir.

Cuando nos metieron el primer gol se acabó el partido. Fuera de lugar sí, pero gol al fin. Nunca hemos sabido venir de atrás y sobreponernos a las dificultades. Luego la pifia de Osorio nos terminó de matar. El gol de Tévez se hizo ante una defensa derrotada y un equipo desmotivado. Cambios y alineación incomprensible. Un sólo “Chícharo” motivado.

Fin del juego. Esta vez –gracias a Dios-- nos salvamos de la frase: “Jugamos como nunca y perdimos como siempre” y la sustituimos por: ¡Qué mal jugamos! y perdimos lógicamente.

La razón por la que hoy vuelvo a la escritura, es ni más ni menos que por la renuncia de Javier Aguirre. Lo criticarán muchísimo pero a mí siempre más ha gustado su estilo. Franco, honesto, trabajador, valiente. Su declaración de despedida de hoy refleja quien Javier es: “Tengo que dejar el cargo, es lo más honesto; Soy el máximo responsable del fracaso”. Me parece que es una respuesta valiente, pero tiene una connotación: Dejar el cargo después del fracaso, es lo más honesto.

¿Óyelo Juan, para que me entiendas Pedro? ¿Lo dirá Javier Aguirre de forma que veamos que después del fracaso, él no es el único que debería de dejar el cargo? Si no lo dijo así, yo lo interpreto así. Fuera la actual directiva.

Para fundamentar lo que digo tenemos las joyas de declaraciones que nos da el presidente de la FMF Justino Compeán el día de hoy: “En la cuestión administrativa, operativa, financiera, comerciales, etcétera, nos ha ido bien. En lo deportivo, ojalá dependiera de mí todo…”. El presidente de la FMF, de quien depende todo el futbol mexicano, dice: “En lo deportivo ojala de mí dependiera todo”.

¿Quieren un culpable? Aquí lo tienen. El presidente juzga el desempeño de la selección en el mundial como algo que nos fue de bien a muy bien y que sólo esta manchada por la cuestión deportiva. ¿Se dará cuenta que lo prioritario es el futbol y después todo lo demás? ¿Será posible que no se dé cuenta que el fracaso deportivo es el que determina el éxito de su trabajo? ¿O por fin está rebelando que la selección antes que un deporte es un negocio?

Ni Javier Aguirre, Sven-Göran Eriksson, Jesús Ramírez o Hugo Sánchez lograron hacer algo significativo. Cuatro técnicos de estilos diversos han desfilado por el cargo y la selección sigue igual o peor. Vende cada vez más, pero gana cada vez menos.

Aguirre no ha tenido el descaro de querer eximirse la responsabilidad. Justino y Decio quieren culpar a los encargados de lo deportivo del fracaso. No han entendido que su prioridad es lo deportivo, que están al frente de un combinado de futbol y que antes de hacer sándwich hay que hacer goles. Nada más cierto que esta frase.

Espero haber podido plasmar mi punto. Ojalá que los que determinarán la continuidad de la directiva sepan sacarlos sin compensaciones y pongan a gente que sepa de fútbol. ¿Los hay? Claro que sí. ¿Son los mejores para “vender” a la selección? Seguramente no.

Cierro con otra de las invaluables declaraciones de Don Justino el día de hoy: “Tengo mis limitaciones y ni pienso saber mucho de futbol; desde el punto de vista deportivo no puedo decir que yo soy un experto” ¡Qué alguien me explique cómo alguien puede ser presidente de algo que no “sabe mucho” ni se es experto?
México loco, sus directivos otro poco.

**Nota: Todos los directivos de la selección francesa dimitieron después del mundial. Tengan los pantalones para hacer lo mismo.

Friday, June 25, 2010

David y Goliat

Hoy viernes, faltando dos días para el partido clave de México en este mundial, me parece que sería prudente analizar lo que viene. Vamos frente a la selección de 9 puntos, la selección de Messi & Maradona Co., la tan temida albiceleste que nos eliminó del mundial pasado. El gol de Maxi Rodríguez retumba en la memoria de todos los mexicanos. Nadie olvidará aquella estirada de Oswaldo, que no pudo alcanzar el balón disparado por el argentino “con la pata chueca” que si no mal recuerdo, dijo que la usaba “sólo para subirse al colectivo”.

Este domingo, el futbol—por x o y circunstancias—nos regala la oportunidad de vengarnos, de lograr una revancha futbolística y de paso sacar a uno de los nuevos favoritos de este mundial--en vista de los que han quedado ya fuera—y hacer historia.

La razón nos obliga a pensar en la derrota. Por historia, porque en el papel son mejores hombre por hombre, por cómo pasó México, por los conflictos del combinado azteca, etc. Racionalmente, México se regresaría el lunes del mundial. Como quiera, me parece que queda una pequeña esperanza, que es la debilidad argentina. Ésta no está dentro del campo, sino en el área técnica. Hablo, claro está, de la figura de D10S, el protagonista, el polémico Diego Maradona.

Vamos a ser claros en una cosa. El equipo argentino funciona sólo. Maradona no es un técnico, es un mero motivador, una figura que besa a sus jugadores al final del partido como si de un Mesías se tratase.

Javier Aguirre, en cambio, es un director técnico. Bueno, malo, regular depende de cada quien, pero es técnico. Sabe de táctica. Sabe de marcacajes, sabe mucho más que Diego, a quien ya lo hemos visto muchas veces en partidos mesándose los cabellos en desesperación de no saber qué hacer.

También me parece correcto racionalizar una cosa: El grupo de Argentina fue un chiste. Estaba la mesa puesta para que pasaran en primer lugar. No les quito el mérito pero lo aterrizo. Sudáfrica, Uruguay y Francia son mucho más difíciles que Corea, Grecia o Nigeria. Después del primer partido de la albiceleste, recordarán que escribí un blog sobre el primer partido de argentina frente a la selección de Nigeria. La férrea defensa nigeriana les complicó la existencia. Argentina hace porque el rival lo permite. Un poco de complicación en la defensa nos muestra una de las carencias más grandes del equipo: Tienen con qué, pero no saben cómo.

Otra cosa que tenemos a favor es que los medios de su país los están tratando como si ya hubieran ganado la copa del mundo. Parecería que el ego de Maradona sigue ofuscando a los siempre objetivos medios argentinos. Los tienen dormidos en los laureles de haber sido primeros, de haber tenido nueve puntos y de tener a un hat-trick; también encontramos como los periódicos de su país nos dan por muertos—jamás lo dirán pero tenían miedo de enfrentar a Uruguay—y nos ningunean.

Hagamos un recuento aquí. No son tan invencibles como parecen—De Michelis hace agua por las bandas, área de oportunidad del combinado azteca—tienen a un director técnico que ante el triunfo se regodea pero ante las dificultades sufre demasiado por no saber qué hacer—recordemos cómo se clasificó Argentina para el mundial—y nos están dando por muertos después de la pésima exhibición que dimos contra Uruguay.

Algo me dice que no estamos tan mal.

Ahora viene la parte de corazón. No sé si tú leyendo esto sientas lo que yo, pero te aseguro que en el fondo de tu corazón existe algo que te dice que podemos ganar. No sé si sea orgullo nacional, una auténtica—perdón por la cacofonía—corazonada o un simple deseo, pero algo hay.

Te aseguro que futbolísticamente, tienes deseos de revancha, tienes deseos de ver a Maradona caer de su estatua rendido a los pies aztecas.

Sientes también que podemos, porque este mundial ha sido de sorpresas. Sientes también que podemos porque México ha hecho hombradas—ganarle la copa oro, calificar después de estar casi eliminado—y esta podría ser otra más.

Todos los sentimientos que tienes respecto al triunfo son perfectamente justificables y no son infundados. La selección llega vapuleada por sus medios, dañada en el orgullo y con hambre de triunfo.

Existen medios internacionales que han ridiculizado los deseos de México de ganar y esto no hace más que “picarle” el orgullo a los mexicanos y salir con más deseos de triunfo.

La clave del partido es creer pero también hacer. Salir a buscarles inteligentemente el partido a los argentinos y dejarnos de pusilánimes pretextos. La mentalidad debe de ser ganar. No debe de haber nada que no sea ganar. El juego debe de ser casi perfecto—cuando nos piden juegos perfectos la cagamos—para poder hacer lo necesario y salir con la victoria.

¿Idealista? Si, un poco. ¿Imposible? Nada. ¿Qué me toca como aficionado—que conste que dije aficionado y no villamelón--? Me toca apoyar. Creer. Mentalizarme en que el triunfo es posible.

Vamos México.

David y Goliat.

Hoy viernes, faltando dos días para el partido clave de México en este mundial, me parece que sería prudente analizar lo que viene. Vamos frente a la selección de 9 puntos, la selección de Messi & Maradona Co., la tan temida albiceleste que nos eliminó del mundial pasado. El gol de Maxi Rodríguez retumba en la memoria de todos los mexicanos. Nadie olvidará aquella estirada de Oswaldo, que no pudo alcanzar el balón disparado por el argentino “con la pata chueca” que si no mal recuerdo, dijo que la usaba “sólo para subirse al colectivo”.

Este domingo, el futbol—por x o y circunstancias—nos regala la oportunidad de vengarnos, de lograr una revancha futbolística y de paso sacar a uno de los nuevos favoritos de este mundial--en vista de los que han quedado ya fuera—y hacer historia.

La razón nos obliga a pensar en la derrota. Por historia, porque en el papel son mejores hombre por hombre, por cómo pasó México, por los conflictos del combinado azteca, etc. Racionalmente, México se regresaría el lunes del mundial. Como quiera, me parece que queda una pequeña esperanza, que es la debilidad argentina. Ésta no está dentro del campo, sino en el área técnica. Hablo, claro está, de la figura de D10S, el protagonista, el polémico Diego Maradona.

Vamos a ser claros en una cosa. El equipo argentino funciona sólo. Maradona no es un técnico, es un mero motivador, una figura que besa a sus jugadores al final del partido como si de un Mesías se tratase.

Javier Aguirre, en cambio, es un director técnico. Bueno, malo, regular depende de cada quien, pero es técnico. Sabe de táctica. Sabe de marcacajes, sabe mucho más que Diego, a quien ya lo hemos visto muchas veces en partidos mesándose los cabellos en desesperación de no saber qué hacer.

También me parece correcto racionalizar una cosa: El grupo de Argentina fue un chiste. Estaba la mesa puesta para que pasaran en primer lugar. No les quito el mérito pero lo aterrizo. Sudáfrica, Uruguay y Francia son mucho más difíciles que Corea, Grecia o Nigeria. Después del primer partido de la albiceleste, recordarán que escribí un blog sobre el primer partido de argentina frente a la selección de Nigeria. La férrea defensa nigeriana les complicó la existencia. Argentina hace porque el rival lo permite. Un poco de complicación en la defensa nos muestra una de las carencias más grandes del equipo: Tienen con qué, pero no saben cómo.

Otra cosa que tenemos a favor es que los medios de su país los están tratando como si ya hubieran ganado la copa del mundo. Parecería que el ego de Maradona sigue ofuscando a los siempre objetivos medios argentinos. Los tienen dormidos en los laureles de haber sido primeros, de haber tenido nueve puntos y de tener a un hat-trick; también encontramos como los periódicos de su país nos dan por muertos—jamás lo dirán pero tenían miedo de enfrentar a Uruguay—y nos ningunean.

Hagamos un recuento aquí. No son tan invencibles como parecen—De Michelis hace agua por las bandas, área de oportunidad del combinado azteca—tienen a un director técnico que ante el triunfo se regodea pero ante las dificultades sufre demasiado por no saber qué hacer—recordemos cómo se clasificó Argentina para el mundial—y nos están dando por muertos después de la pésima exhibición que dimos contra Uruguay.

Algo me dice que no estamos tan mal.

Ahora viene la parte de corazón. No sé si tú leyendo esto sientas lo que yo, pero te aseguro que en el fondo de tu corazón existe algo que te dice que podemos ganar. No sé si sea orgullo nacional, una auténtica—perdón por la cacofonía—corazonada o un simple deseo, pero algo hay.

Te aseguro que futbolísticamente, tienes deseos de revancha, tienes deseos de ver a Maradona caer de su estatua rendido a los pies aztecas.

Sientes también que podemos, porque este mundial ha sido de sorpresas. Sientes también que podemos porque México ha hecho hombradas—ganarle la copa oro, calificar después de estar casi eliminado—y esta podría ser otra más.

Todos los sentimientos que tienes respecto al triunfo son perfectamente justificables y no son infundados. La selección llega vapuleada por sus medios, dañada en el orgullo y con hambre de triunfo.

Existen medios internacionales que han ridiculizado los deseos de México de ganar y esto no hace más que “picarle” el orgullo a los mexicanos y salir con más deseos de triunfo.

La clave del partido es creer pero también hacer. Salir a buscarles inteligentemente el partido a los argentinos y dejarnos de pusilánimes pretextos. La mentalidad debe de ser ganar. No debe de haber nada que no sea ganar. El juego debe de ser casi perfecto—cuando nos piden juegos perfectos la cagamos—para poder hacer lo necesario y salir con la victoria.

¿Idealista? Si, un poco. ¿Imposible? Nada. ¿Qué me toca como aficionado—que conste que dije aficionado y no villamelón--? Me toca apoyar. Creer. Mentalizarme en que el triunfo es posible.

Vamos México.

Tuesday, June 22, 2010

¿Águila o sol?

Cada vez que juega el equipo nacional es tirar un volado; nunca sabes que cara dará la moneda. Hace unos cuantos días en el triunfo contra Francia vimos al equipo mexicano que todos queremos: vertical, luchador, convincente y ganador. Hoy contra Uruguay vimos todo lo contrario: Una masa verde y difusa de jugadores sin conjunción, sin contundencia y sin una sola idea de lo que se estaba haciendo en el campo de juego.

¿Estás buscando las causas? Permíteme decepcionarte, pero nadie lo sabe. Es el cuestionamiento que ha tenido el equipo mexicano a lo largo de su historia futbolística. ¿Mentalidad negativa? ¿Existe verdaderamente el talento o sólo vemos chispazos? ¿Por qué el entrenador no ve lo evidente? ¿Cómo es posible que ante partidos que tenemos “en el plato” nos compliquemos tanto la existencia?

En síntesis… ¿Qué vimos hoy? La línea defensiva de México, mal; no nos metieron más goles nada más porque Forlán no salio en modo goleador—era algo así como un enganche/medio de recuperación—pero cumplió a la perfección su papel. Además, seamos realistas, no nos exigieron mucho que digamos. El “Conejo” Pérez, parece pared de frontón. Cada vez que le cae el balón lo rechaza a donde sea y nos pone a todos en vilo. Guillermo Franco es el peor delantero central que ha tenido México en muchos años. Es un jugador inactivo, lento y poco encarador. El inicio de México, extraño. Además de poner a Guille de inicio, mete a Cuauhtemoc que no da para más—para mí su partida al Veracruz y su entrada a los medios fue su perdición—e insiste con Osorio el defensa mas lento de la zaga mexicano y el responsable de perder los marcajes en los dos goles que le han caído a México en esta copa del Mundo.

Un párrafo aparte quiero dedicar a Javier Aguirre. Siempre he sostenido que es un excelente entrenador, un gran motivador y un verdadero estratega. Pero hoy, me parece que se ha encaprichado e insiste demasiado con algunos jugadores—léase Osorio y Guille—y no está recibiendo nada de ellos. Los cambios que hizo, incomprensibles. Sacó a Guardado—para mi él merece jugar partidos completos— y en lugar de apostar por la velocidad metiendo al Venado o a Aguilar, mete a Castro y deja al Guille para que se entienda con “Chicharito” aunque sabemos que no se entiende. El peor del equipo mexicano hoy, fue su director técnico. Recordemos que los cambios fueron su perdición en el 2002.

México tuvo dos oportunidades claras. El tirazo de Guardado y el remate de cabeza incomprensiblemente fallado por el “Maza” Rodríguez. De ahí en adelante no hubo nada.

Ahora, el ambiente. Además de que el equipo mexicano jugó soso, lento e impreciso, lo peor fue la actitud de mediocridad. Aguirre prefirió asegurar que no le metieran más goles—cuando se enteró del partido de Sudáfrica—y metió un medio de recuperación como es Castro, bajando a la defensa a Rafa que ir a por la victoria. La transmisión nos regaló otra toma que a mi me molesto de sobremanera. Había un miembro del cuerpo técnico mexicano que se dedicaba a decirles el marcador del otro partido. Cuando metió gol Francia, vemos como el imbécil le dice con señas al combinado nacional: ¡Uff! ¡Ya metieron el suyo! ¡Ya van 2-1! Me dio mucha vergüenza que estemos con calculadora cuando tenemos potencial y que los mismos miembros del cuerpo técnico fomenten esta mediocridad.

Es, literal, un juego bueno y un juego malo. Le ganamos a Italia, empatamos con Sudáfrica, le ganamos a Francia, perdemos con Uruguay… si las cosas funcionaran con esta lógica el siguiente partido tendríamos que jugarlo impresionantemente y ganarle a Argentina. ¿Podemos? La moneda está en el aire. Ojalá caiga con la cara buena.

**Nota: ¿Vieron el juego de Francia vs Sudáfrica? ¿Ven como no teníamos que echar las campanas al vuelo?

Saturday, June 19, 2010

Ecos del México-Francia: Anelka fue la boca y Francia su voz

A unos días de la tan festejada victoria del combinado nacional contra la selección francesa y con la mente un poco más fría, he estado reflexionando en algunas cosas sobre el partido.

Me parece que en México estamos siendo algo radicales con la victoria. Estoy de acuerdo que ganamos, si y que ganamos bien. En lo que no estoy de acuerdo es en la actitud que han agarrado muchos medios, periodistas y aficionados respecto a esta victoria. ¡Cuidado con quien se atreva a criticar la victoria contra Francia! ¡Traición nacional! ¡Negativo! ¡Malinchista! ¡Hombre de poca fe! ¡Fue perfecta y nadie tiene derecho a decir nada! (literal, tomada de un cronista de Televisa)

Pues disculpen si hiero sensibilidades, pero si quiero decir unas cuantas cosas.

Me parece que del futbol se aprende de las derrotas—por lo general siempre criticamos cuando se pierde—pero perdemos de vista un poco el hecho que también se aprende de las victorias, así que me voy a permitir cuestionarla.

Vamos a decir las cosas como son. Le ganamos a la sombra del equipo francés. Es un equipo que se calificó de panzazo, que tiene vestidor quebrado, que la relación técnico- jugador está absolutamente desgastada y a quienes la afición les ha perdido la fe desde la mano de Henry. Tiraron dos veces en todo el partido, solo Ribery trató de ser revulsivo pero Anelka, Malouda y los demás parecían espectadores. También reconozcamos que el árbitro pudo beneficiar un poco a México.

Domenech ha sido el mal necesario de los franceses—ya fue campeón, pero a partir de ahí puro pan duro--; la directiva, terca, se sostuvo en mantenerlo al mando durante este mundial a pesar del mal juego. El señor entrenador es astrólogo, lleva como mote el “científico loco” y Francia no juega a nada desde que él está al mando.

¿Y si los franceses están jugando mal a propósito en señal de protesta hacia su técnico? ¿Y si quieren perder las batallas para ganar la guerra contra Domenech y su pornográfica—han desnudado su futbol-- federación? Vas a decir que soy un paranoico y si, puede que lo sea. Pero te apuesto a que no me dices que esto es imposible.

Hoy despertamos con la noticia de lo que el “Puma” Anelka le dijo al técnico galo en el medio tiempo del partido contra México—son una serie de linduras no las dije yo-: "Vete a tomar por el culo, sucio hijo de puta".

Hoy Anelka ha sido la voz de un pueblo francés que está harto de su entrenador y clama por un cambio. El fracaso aparece inminente. Están a un paso de quedarse en la primera ronda y regresar a casa con las manos vacías, los ánimos por los suelos y la reputación futbolística internacional destrozada.

Hoy cualquier francés le hubiera dicho lo mismo a Domenech y más. No justifico lo que hizo, pero lo comprendo y lo respaldo. A veces se deben de romper las estructuras para lograr los cambios. Anelka ha sido el único valiente—además del tan molesto “Zizou”—en decir: Las cosas están mal. Si no hay un cambio, no cuenten conmigo. Si quitamos todos los rollor moralistas de que se rebeló y demás, me parece que la actitud era necesaria. Hay problemas con los galos.

México le gano a Francia. La victoria es incuestionable y por supuesto no la quiero demeritar. Pero también sería prudente aceptar que la selección francesa está en pésimo momento y que no nos enfrentamos a su mejor versión. Es más, no creo que hayamos enfrentado a un equipo. Hemos enfrentado a 11 que tiran para un mismo lado, pero hasta ahí.

No sé si con este blog logre que me lean menos, pero si lo que quieres es verdad y no puro periodismo sensacionalista, te invito a que reflexiones que todo es cuestionable. Las victorias cuando se cuestionan, se mejoran y se gana más a la próxima vez. Un empresario jamás se estanca y dice: ¡Ya gané! ¡No tocaré más la fórmula! Si puede ganar más, va a ganar más cuestionando y potenciando la fórmula.

Fue una buena victoria, licita y de 11 contra 11. Ahora, que salgamos a las calles a festejarlo como si hubiésemos ganado el mundial…me parece que es exagerado. Hay que estar confiados e inspirados por la victoria, Pero es una sola. Matemáticamente todo es posible y hoy México no tiene seguro nada. Un poco de mesura gente, un poco de mesura.

Thursday, June 17, 2010

Porque soñar no cuesta nada.

Hace unos meses, recuerdo casi con furia como el periodista francés Poyetán Le Blanch escribía el artículo de: “México, el mito de un país que pretende ser un Grande”, para la página goal.com. Quiero que sepa que donde quiera que esté, le dedico este artículo.

Si te interesa consultarlo, está en el siguiente link: http://www.goal.com/es/news/24/mundial-2010/2010/04/25/1892628/especial-mundial-méxico-el-mito-de-un-país-que-pretende-ser

Pero bueno, vamos con lo nuestro.

Después del primer partido de la selección, muchos medios locales, nacionales e internacionales se regodearon en nuestra supuesta mediocridad. Ayer, con el triunfo tan holgado de Uruguay sobre Sudáfrica, muchos se cuestionaban si era posible que México le ganara a Francia si no había podido ganarle al país anfitrión.

¿Pero te confieso algo? Yo jamás perdí la esperanza. Sé que afiliarte a un equipo cuando gana es de villamelones, pero me temo que tendrás que confiarte en mi palabra cuando te digo que yo creía en este equipo desde aquella—y tan lejana---Copa Oro.

Hoy México hizo bien su trabajo. Neutralizó a Ribery—único verdadero obstáculo de la débil selección gala—incorporó a Moreno quien demuestra que es un férreo central, le dio cancha a Barrera y Chicharito—muy bien aprovechada por ambos—confirmó en Rafa Márquez a su capitán—a mí nunca me ha gustado pero hoy me convenció—pero sobre porque como equipo ganó, gustó y convenció. Este combo de tres elementos no es algo que se consiga con facilidad.

Aguirre trabajó bien su partido y no contestó a las provocaciones de Domenech. La defensa mexicana se porto a la altura, incluido el polémico “Conejo” Pérez, deteniendo un par de metrallazos que iban directos a su arco. El medio campo mejor—me parece que cuando Torrado no es capitán se concentra más en su puesto— Gio y Vela imparables, implacables, astutos y hambrientos de gol.

Del Guille no hablo ya que a mi gusto no debería ni de estar en la selección—pero es harina de otro costal—pero si que hablo del “Chicharo”, Barrera y Cuau. Javier demostró con creces porque fue contratado por el ManU —the sun lo destacó http://www.thesun.co.uk/sol/homepage/-- y Barrera desbordó con atrevimiento y velocidad. Cuau logró dominar los nervios y anotar el penalti, además de aportar la moral y experiencia que siempre aporta cuando entra al campo.

Cuando la selección mexicana juega, se echan un país entero encima. Los problemas de olvidan, las calles se paralizan, la gente está a la expectativa. Es el único deporte en el mundo que sin entenderlo mucho, puede transmitir a quien lo ve garra, sentimiento, emoción y pasión. Cuando el “TRI de mi corazón” juega, cada triunfo es un triunfo que hacemos nuestro y disfrutamos mientras, cada derrota es una derrota que adolecemos durante año. Cuando los 11 aztecas están en el campo, se rompe todo contacto con cualquier ontología e historia cultural y despierta en el mexicano un hambre de triunfo, una sed de grandeza, un exponencial deseo por crecer y poner a México donde le tocaría estar: entre los más grandes.

Hoy, mientras hacía mi reportaje para tv, veía en el Monumento a la Bandera la algarabía que se desató por el triunfo mexicano: trompetas, saltos, porras, tambores, etc. Alegría a la orden del día, espíritu de triunfo en el ambiente, risa contagiosa y ganas de festejar. En México anhelamos ser felices. Gracias Selección por darnos estas alegrías.

**Nota: He escrito este blog presa de la emoción que me dio el triunfo de México y siento que no es el mejor que he escrito. Pero lo escribo con una mezcla de afición, corazón y periodista. Ojalá les guste.

Wednesday, June 16, 2010

Con la exactitud de un reloj

Me pongo de pie y aplaudo al equipo helvético. Hoy Suiza no sólo se enfrentó con España, sino que se enfrentó a la estadística, la historia, las apuestas, la presión mediática por enfrentar al campeón de la Euro, los cinco minutos extras que concedió el arbitro sin ningún tipo de consideración, el estilo de juego ibérico que emula al del equipo culé y a sus propias carencias ofensivas.

Viendo jugar a Suiza el día de hoy, comparé su estilo de juego con la forma en que los bancos de su país operan. Un banco suizo es discreto, igual que la calificación de Suiza al mundial—hoy nadie daba nada por ellos--sólo perdieron un partido. Un banco suizo es impenetrable, tal como su defensa lo fue con los embates españoles. Un banco suizo es preciso y exacto: Tuvo una al ataque y esa metió, no necesitó de más.

La “Roja” probó de todo. El ingreso de Torres y Navas le dieron más presencia ofensiva, pero sin lograr la complementación. David Villa se dedicó más a reclamarle a sus compañeros que a anotar goles. Iniesta jugó bien pero espantó a toda España con el golpe que recibió al final. Xavi, Xavi Alonso y Ramos, dieron algunos destellos de genialidad, pero no lograron nada. La defensa española, siempre liderada por Puyol, estuvo desordenada en el momento justo, lo que hizo que cayera.

Muchos critican a Suiza, pero me parece que en el Mundial el objetivo es ganar. Se critica mucho a los equipos resultadistas, pero muchas veces uno debe de tener variantes en su estilo de juego y España se apegó a uno, que no le funcionó.

No creo que con esto sea la eliminación de la “Roja” ni mucho menos, pero cito el titular que tiene marca.com en su página Web: “Una cura de humildad”. Me parece que Suiza ha sido el revulsivo de esta primera ronda. Esperábamos una sorpresa española y recibimos una helvética.

Además, para ponerle más “agua al caldo” Chile le gana hoy a Honduras y pone en aprietos a los españoles, ya que Chile y Suiza tienen tres puntos. Parece que la sorpresa de Suiza genera una sorpresa mayor: el grupo de la muerte no es el de los pusilánimes portugueses y marfileños, el apretado Brasil y el sorprendente Corea del norte, sino el de España, Honduras, Chile y el protagonista del día: Suiza.

Quiero hacer una mención especial a Norcorea, que ayer detuvo a los brasileños con un gran orden táctico y estuvo cerca de darles la sopresa.

Monday, June 14, 2010

Al “armonioso” son las vuvuzelas.

Poco que decir de los últimos partidos del mundial. Recalcaría a una Alemania aplastante que nos ha dado un poco del espectáculo del que tanto ha carecido el mundial, un inglés “Green” condenado casi a la guillotina por la prensa de su país y el buen desempeño de los porteros africanos—independientemente de los equipos, que juegan horroroso.

Algunos ya mencionan que este está siendo el Mundial de las sorpresas, pero si no están hablando de que Blatter defendió el uso de las cornetas infernales, no se de que están hablando. La única sorpresa es el triunfo al medio tiempo—está ocurriendo en este momento—entre Paraguay e Italia.

Lo demás ha sido lógico, pocos goles pero lógico.

Decía que Blatter—junto con el comité de organización—ha apoyado el uso de las vuvuzelas. No se si Blatter en el estadio tiene un palco con música clásica, tiene algún problema de oído o que será. Pero cuando estoy escuchando los partidos en la tv, sólo escucho el sonido largo, tendido y prolongado de las trompetas psiquiátricas, que asemejan el zumbido de un enjambre de abejas.

El sonido se ve que aturde a los jugadores, pero también podemos notar como afecta a la afición. Ya no se escucha el ¡Olé¡ ¡Si se puede!. Es un sonido prolongado, monótono, que dificulta incluso la narración.

Supongo que la gente en las tribunas se altera más por culpa del sonido horrible que hacen estos chunches, pero Blatter ha dicho que son parte de la cultura Sudafricana y están para quedarse. Pobres de los franceses y uruguayos. No saben lo que es jugar contra 80,000 aficionados que las usan para hacer escándalo.